Respuesta a: Módulo 5

#1058
Ixiar
Moderador

Hola, contesto a la primera pregunta y volveré con más para la segunda.

La mortalidad materna se da sobre todo en países en desarrollo y la razón principal es la pobreza. La desigualdad en el acceso a los recursos, a todos los recursos, también a los servicios de salud, es otra razón importante de ahí que la mortalidad se dé más en zonas rurales y no tanto en zonas urbanas, entre mujeres de nivel con bajos ingresos y no tanto entre las que tienen un poder adquisitivo más alto.

La edad de las madres, el número de embarazos, la salud de las gestantes y las condiciones de salubridad en los que se realizan los partos son factores de riesgo, pero lo que me parece verdaderamente importante es la desatención, la poca consideración y la indiferencia con la que se trata la muerte de tantas mujeres por parte de los responsables con capacidad de decisión.
La importancia de este tipo de muertes en países ricos no es comparable.
La repercusión social que la muerte de una mujer joven y sana por motivos reproductivos tiene en nuestros países es tal, que muchas veces se convierten en problemas médico legales.
La mortalidad materna es una consecuencia de la discriminación y la violencia que sigue sufriendo la mujer por el solo hecho de serlo. Porque a pesar del papel que juega en la economía (lo hemos visto en el módulo anterior) el acceso a los recursos sanitarios, a la formación en planificación familiar, a la educación, etc siguen estando limitados para ellas.

Hace falta mayor compromiso y más recursos desde un enfoque de derechos humanos y de igualdad de género. La mortalidad materna debe ser analizada como un indicador de desarrollo en todos los países, por encima del PIB nacional. Hay que darle la importancia que tiene reforzando los sistemas de salud en general y servicios de atención de la salud reproductiva y a la gestante, parturienta y puérpera en particular multiplicando espacios especializados y facilitando la accesibilidad.

Creo que reconocer la labor de las parteras es también imprescindible. Por su cercanía, cumplen una función esencial, no sólo como
asistentes a partos, sino como educadoras en derechos y salud reproductiva y sexual. En algunos países una línea de trabajo para prevenir la elevada mortalidad es ya formar permanentemente a las parteras y dotarlas de conocimientos médicos que puedan completar su conocimiento ancestral. A veces las soluciones no son ni tan difíciles, ni tan caras es una cuestión de voluntad política.

Igual conocéis la historia del Doctor Ignaz Semmelweis que llegó a ser conocido como el salvador de las madres. Semmelweis se dio cuenta de la importancia de lavarse las manos en la atención a los partos después de notar diferencias entre dos salas obstétricas del Hospital General de Viena, en cuanto a mortalidad materna por fiebre puerperal. La sala atendida por estudiantes de medicina tenía una tasa de mortalidad 3 veces más alta. Barajó diferentes hipótesis hasta descubrir que los estudiantes de medicina asistían a las mujeres tras hacer autopsias mientras que las parteras no. Antes de que se descubrieran los gérmenes este doctor supo que las muertes de las mujeres era causada por “material infeccioso” de un cadáver. La solución fue sencilla, lavarse las manos antes de atender un parto o cualquier operación. Los médicos de la época lo tomaron como una ofensa a su honor y siguieron creyendo que las mujeres morían por su propia debilidad. La hipótesis fue rechazada, ignorada y ridiculizada. Semmelweis fue despedido del hospital y despreciado por la comunidad médica de Viena. Fue reconocido después de su muerte en un manicomio como el pionero de los procedimientos antisépticos.