Formación – Solidaridad Internacional › Foros › El laberinto de los Derechos Humanos y la igualdad para las mujeres en África – III Edición › Módulo 6 › Respuesta a: Módulo 6
Hola!
Este módulo me ha parecido muy distinto y a la vez interesante ya que es un tema del que se habla muy poco y como decía una compañera por aquí, se olvida a menudo la perspectiva de género. Para no extenderme mucho, me he tomado la libertad de no responder las preguntas y en su lugar explicar mi experiencia personal.
Hace unos años hice mis prácticas del máster de cooperación internacional con una ONGD española en Filipinas, en la isla de Mindanao, en el marco de un proyecto sobre reducción de riesgos con perspectiva de género durante desastres naturales.
La verdad es que antes de aterrizar en el país, no era consciente de la estrecha relación entre la perspectiva de género y las muertes provocadas por desastres naturales. Algo que a priori son conceptos tan distantes parece difícil que estén tan estrechamente relacionados.
En ese proyecto aprendí como efectivamente, durante un desastre natural, que por desgracia son muchos en Filipinas (terremotos, tsunamis, huracanes, inundaciones…), las mujeres siempre son las que más difícil lo tienen a la hora de sobrevivir o de superar esa situación de la manera más favorable posible, y esto viene dado principalmente por las desigualdades de género y los roles establecidos. Estos roles marcan, por ejemplo, que la mujer pase más tiempo en casa (tareas del hogar, cuidados) que un hombre, que suele trabajar en el campo o aire libre. De esta manera, cuando hay un huracán, inundación, terremoto… la mujer, que se encuentra dentro del hogar (en Filipinas son casas normalmente hechas de madera con el techo de paja), tiene muchas más posibilidades de morir bajo los escombros de la casa que los hombres que se encuentran al aire libre y pueden refugiarse en un espacio más seguro.
Del mismo modo y a pesar de que Filipinas está compuesta por más de 7.000 islas, es normalmente a los hombres a quien se les enseña a nadar (más espacios de ocio fuera de casa que las mujeres, más oportunidad de estudiar…), por lo que en el momento de una inundación las mujeres se ven afectadas por esta falta de habilidades. Viviendo allí me di cuenta de que a pesar de estar rodeados de mar, todos los hombres filipinos que conocía sabían nadar, pero la mayoría de mujeres que había conocido no entraban nunca al agua en la playa, y a parte, manifestaban tenerle un miedo considerable.
No solo durante un desastre natural es la mujer la que está más expuesta, sino que una vez pasado el mismo, durante la recuperación y la “vuelta a la normalidad”, las mujeres siguen siendo más vulnerables. En una área de evacuación (imaginemos un descampado, una zona comunitaria como una pista de básquet, futbol… o cualquier campo de refugiadxs actual que todxs podemos tener en mente) y en un momento de emergencia, cuando las personas han perdido todos sus bienes y hay unos niveles altos de estrés, puede pasarse por alto la adecuada instalación de un espacio, aunque sea improvisado, diferenciado para mujeres y niñxs y otro para hombres, con los respectivos espacios de aseo separados. Pasar por alto esto puede implicar que las mujeres sufran (más) acosos y agresiones sexuales, que creando un espacio “seguro” (dentro de las posibilidades).
En el proyecto en el que participé, tuve la oportunidad de trabajar con mujeres de diferentes ámbitos (gobiernos locales, amas de casa, colectivo LGTBI, agricultoras, estudiantes, mujeres de grupos minoritarios…) y apoyar las formaciones que estaban realizando como “agentes de prevención de riesgos durante desastres naturales” con especial énfasis en la importancia de la perspectiva de género. Estas personas estaban, al a vez, formándose para ser formadoras sobre este tema, por lo que a la larga la idea era que el efecto dominó acabara concienciando a las dos áreas rurales donde se aplicó el proyecto sobre la transversalidad del género.