Formación – Solidaridad Internacional › Foros › El laberinto de los Derechos Humanos y la igualdad para las mujeres en África – III Edición › Módulo 6 › Respuesta a: Módulo 6
En seguimiento a la tercera pregunta, qué acciones pueden tomarse desde el norte para apoyar a los movimientos locales africanos y si la cooperación al desarrollo es una herramienta válida para generar cambios profundos..
Las feministas en el continente africano existen y luchan contra el patriarcado imperante y un sistema socioeconómico que agudiza las desigualdades y lo hacen en medio de insólitas historias de opresión. Por ello, en el preámbulo de la Carta de Principios Feministas para las Feministas Africanas se enfatiza que sus luchas actuales como feministas africanas están directamente vinculadas al pasado como continente, a los contextos precoloniales, a la esclavitud, la colonización, las luchas de liberación, el neocolonialismo, la globalización… Los Estados africanos modernos se construyeron a espaldas de las feministas africanas, que lucharon junto con los hombres para la liberación del continente. Y a partir de aquí es donde se entienden las estrategias de trabajo conjunto entre unos países y otros, bajo un paradigma que reconoce las capacidades y los poderes de los movimientos, y que respeta su diversidad sin imponer siempre los referentes occidentales.
Y hablo como cooperante que llevo trabajando 20 años en temas de género, y sigo creyendo que la cooperación es una estrategia que basada en el acompañamiento y en la solidaridad entre los pueblos y en este caso, entre el movimiento feminista…contribuye a la garantía de los derechos de las mujeres en mayor situación de vulnerabilidad.
En las últimas dos décadas, las africanas han logrado grandes avances en la esfera de los derechos, en buena medida gracias a que muchos países han logrado una mayor estabilidad política. Ha habido un progreso notable, por ejemplo, en el derecho a elegir, a participar en el liderazgo político, en la capacidad para influir en los procesos políticos o en la misma justicia transicional. Las cuestiones de género, que en algunos momentos no fueron más que una ocurrencia tardía e interesada, están ocupando un espacio central tanto en los programas políticos, como en los escenarios donde se toman las decisiones.
A pesar de la lentitud del progreso, lo que sí se ha conseguido es que temas como la eliminación de la violencia de género, la preocupación por el trabajo doméstico no remunerado, el fomento de la igualdad de género o las reformas legales que permiten a las mujeres participar de forma más activa en la vida pública, ocupen un lugar predominante en el escenario público y político.
En este sentido, no se puede subestimar el trabajo de los movimientos feministas para garantizar en el continente leyes y políticas con conciencia de género. Están exigiendo a los gobiernos que vayan más allá de la política de gestos. En el campo de la representatividad, el objetivo nunca fue solo mejorar los porcentajes, sino cómo ese incremento de mujeres en cargos públicos supone una mejora para las condiciones de vida de los colectivos más marginados. Esta es todavía una tarea difícil para las jóvenes democracias africanas.
Pero uno de los grandes retos, es trabajar para superar de manera urgente que siete de cada diez mujeres en África subsahariana están en edad laboral, sin embargo, la mayoría de ellas están ocupadas en trabajos informales, mal remunerados y poco productivos. Un 76 % trabaja en la economía informal no agrícola, en comparación con el 59 % de los hombres. La llamada a un reconocimiento, redistribución y remuneración de trabajos del cuidado no pagados está en el centro de la agenda feminista.
Y no podemos obviar que para la mayoría de las jóvenes que proceden de entornos empobrecidos, el acceso a la educación no es solo una cuestión de infraestructuras. Para muchas niñas, tener la menstruación significa no poder ir a la escuela: alrededor del 30 % de las niñas ugandesas dejan de asistir a la escuela por este motivo.
En función de estas demandas , la cooperación debe apoyar procesos con las organizaciones de mujeres africanas para reducir sus niveles de exclusión con iniciativas relacionadas en torno a todos sus derechos.