Respuesta a: FORO DE DEBATE DE LA UNIDAD

#1499
Tamara
Moderador

Hola:

Mis experiencias ligadas a la interculturalidad se centran básicamente en lo laboral. Debido a mi trabajo he tenido lo que para mi es la gran suerte de trabajar con personas de otras culturas y nacionalidades. La mitad de mis antiguos compañeros, aquí en Euskadi, eran latinoamericanos, chinos, alemanes o indios. Teníamos un ambiente de trabajo muy distendido y libre de conflicto, en el que propiciábamos el intercambio cultural en ambos sentidos. Tanto ellos intentaban por involucrarse en la cultura vasca, como yo y mis compañeros vascos intentábamos involucrarnos en sus costumbres. Sin embargo, creo que lo habitual no es tener esa situación, sino más bien la que tengo actualmente, en la que las personas extranjeras se cuentan con una mano (siendo una empresa de muchos empleados).

También he tenido la oportunidad de pasar tiempo trabajando en el extranjero, sobre todo en Alemania. Aquí, pese a haber personas de diferentes nacionalidades en el entorno laboral, necesité pasar la barrera de los estereotipos (además de la del género), ya que en España “solo se duerme la siesta y se trabaja poco” y en Alemania “todo se hace a la perfección y son los mejores”. Los estereotipos hacen mucho daño y más cuando eres un colectivo minoritario. Con el paso de los meses, y el intercambio de diálogo, me gané el sitio y el respeto.

En lo que se refiere a la educación, en mi colegio público únicamente había alguna personas de etnia gitana. Sin embargo, en mi época universitaria, trabajé una temporada como auxiliar de comedor, donde pude vivir la experiencia de tener niños y niñas de diferentes culturas en una misma clase.

Analizando los datos que aparecen en el temario, casi un 20% de los alumnos y alumnas es de origen extranjero. Me parece una cifra más que razonable como para que se trabaje la interculturalidad de manera urgente en las aulas. Considero que realizar ese trabajo en edad infantil o adolescente en vital, ya que es en la época en la que se desarrolla la personalidad y se crean imaginarios sociales, además de ser la edad en la cual existe mayor vulnerabilidad frente a la discriminación.