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Yo también debo de hacer mi aportación a través del recuerdo ya que mi experiencia en la docencia es extremadamente breve. Personalmente he adquirido consciencia de conductas xenófobas y racistas años mas tarde de haberlas presenciado, reflexionando y reviviendo anécdotas y momentos pasados de mi vida estudiantil. El racismo que yo creo haber vivido es lo que Martin Barker definió como “neo-racismo”. Un comportamiento que quiere ser democrático y respetable, y que por lo tanto en primer lugar niega ser racismo, y en segundo lugar, sitúa e identifica a las minorías no como biológicamente inferiores sino “culturalmente diferentes”. Personalmente creo que una de las principales deficiencias que caracterizan a nuestro sistema educativo es precisamente la falta de reconocimiento de este tipo de situaciones, que muy a menudo son también sexistas y homófobas.
En el instituto donde yo estudié los estudiantes de origen extranjero estaban todos aglutinados en la misma aula, y aunque nadie lo verbalizara, era inconscientemente percibida como un aula peor o de menos estatus. Tan solo ahora me doy cuenta de que en este caso la segregación estaba perfectamente naturalizada. Recuerdo a un profesor decir entre risas “acabarás en el F” tras suspender su examen de latín. Sin embargo, si me hubieran preguntado de adolescente si existían conductas xenófobas y racistas en mi instituto me hubiera reído y contestado que de ninguna de las maneras.
No creo que sea posible garantizar un sistema educativo totalmente libre de comportamientos racistas, xenófobos y sexistas hasta que esto no se produzca a mayor escala. En mi opinión los comportamientos racistas, xenófobos y de discriminación que tan a menudo vemos en el ámbito de la educación en España, son tan solo el resultado de la carga e influencia ejercida por el racismo institucional. A día de hoy creo que es posible ir dejando atrás las perspectivas monoculturales y etnocentristas poco a poco, o por lo menos poder advertirlas y modificarlas, pero para ello es fundamental el compromiso y el esfuerzo tanto del profesorado como del alumnado, familias, y comunidad, para adquirir una serie de competencias extra y de esta forma poder adecuar el sistema educativo desde el conocimiento mutuo y desarrollar respuestas educativas basadas en la empatía y la igualdad de oportunidades.