Formación – Solidaridad Internacional › Foros › El laberinto de los Derechos Humanos y la igualdad para las mujeres en África – IV Edición › Foro del Módulo 2 › Respuesta a: Foro del Módulo 2
Buenos días, soy paco (francisco) orozco. Buenas a tod@s y gracias Ewa por los materiales y lanzar las preguntas, muy interesantes y que creo podrían dar para un debate muy amplio.
Intento aportar mis impresiones tras haber valorado y leído los materiales, así como sumando mi humilde experiencia, si puede aportar algo al grupo.
Comparto la idea de que la ley no es suficiente para lograr la igualdad de género –enlazado al módulo- y por tanto la necesidad de un cambio cultural para transformar la mentalidad de la gente, como punto de partida para el resto de cuestiones.
En este sentido, democracia, derechos humanos de las mujeres y participación ciudadana, si considero que están íntimamente relacionados, tanto todos a la vez como de manera separada: quiero decir, creo que hay un nexo sólido entre los 3 conceptos, pero también que por ejemplo el nexo entre ddhh de las mujeres y participación resulta potente y necesario, incluso si no estamos en un marco puramente “democrático”. Y esta puntualización es para mí esencial, por dos razones; la primera que estamos hablando de África y como aquí se comenta (y en los materiales) según diversos criterios África y democracia plena no son una pareja especialmente convincente, la segunda que la “democracia” puede dar un velo fino de halo protector y esconder muchas carencias en términos prácticos de reconocimiento de derechos de las mujeres como derechos humanos (y esto creo que lo podemos observar en entornos “occidentales” considerados aptos en términos de definición democrática clásica).
Sobre la promoción e implementación de los ddhh de las mujeres en Estados africanos con regímenes no democráticos, vuelvo a enlazar con mi razonamiento anterior: sí, creo que es posible en términos generales. Por un lado por la universalidad de los ddhh y su reconocimiento global que debe trascender y atravesar modos, usos y costumbres (sin minar otros aspectos del relativismo cultural); y por otro, porque el concepto de democracia es muy líquido. Con esto no estoy negando que en el mundo “democrático” no tengamos mejor protección de derechos en múltiples ámbitos, más capacidad de acción como ciudadanos, más condiciones para la igualdad en todo ámbito social, etc.; pero sí creo que existiendo unos mínimos estándares de respeto y convivencia, obviamente suficientes para permitir el desarrollo de pensamiento individual y colectivo, la capacidad de reunirse, debatir, opinar (libertades), considero que el avance en términos de promoción e implementación posterior de los ddhh de las mujeres en Estados africanos técnicamente “no democráticos”, no es una quimera. Más difícil que en un entorno puramente democrático? Desde luego que será un reto mayor, pero no creo que imposible.
No creo que la sociedad argelina, por ejemplo, haya estado en las últimas décadas muy democrático, y sin embargo si ha habido avances en términos de construcción y empoderamiento de las mujeres y sus derechos. Podría decir lo mismo de Marruecos, claramente monarquía no democrática en mi opinión por diversos motivos (Rif, Sahara Occidental, derechos civiles, reconocimiento a personas con discapacidades, gestión de flujos de refugiados, etc..), donde la participación ciudadana está imponiendo cambios. Algunos más cosméticos quizás (y apoyados en las cuotas, como en las recientes elecciones donde han salido elegidas varias alcaldesas en importantes núcleos urbanos), pero otros más enraizados. Túnez, único ejemplo algo sostenible de las “revoluciones árabes”, que se tambalea actualmente y muestra signos de gran debilidad en su “aventura” democrática, y donde la fuerza y capacidad de la participación femenina en los movimientos sigue siendo clave a pesar de las dificultades. Son ejemplos de lo que conozco más, pero creo que con Ruanda, tenemos un claro ejemplo de que se puede promocionar y avanzar en derechos sin gozar de un régimen democrático. Un país que hace siquiera 30 años pasa por uno de los peores genocidios de la historia, donde la memoria colectiva sigue vigente porque las generaciones implicadas se cruzan por la calle, tiene a día de hoy un Parlamento que es ejemplo para el mundo entero. Que la sociedad ruandesa tiene cientos de problemas, seguro que sí. Pero ahí tenemos otro caso de estudio interesante.
Para terminar esta primera intervención (y disculpad que me alargue), unas pinceladas sobre la cuestión del repensar los ddhh de las mujeres, democracia y ciudadanía paritaria desde las relaciones de poder y la geopolítica. Es una cuestión muy interesante y que creo podría dar por si sola para un seminario. En primer lugar creo que el hecho de plantearla, pone en evidencia que es la propia lectura de la geopolítica global y las relaciones de poder vinculadas a ella, la que condiciona en muchos casos el avance o permanencia del statu quo de los ddhh de las mujeres/democracia/ciudadanía paritaria e igualitaria. Por decirlo en bruto, la sociedad se ha ido construyendo bajo unas reglas patriarcales no igualitarias, consolidando una jerarquía entre hombres y mujeres desde la cuna, entre razas, entre clases sociales. Discriminados por el género, por el color de piel, o la lengua en la que alguien se comunica, cabría pensar que solo desde un cambio de paradigma radical en las relaciones de poder en la sociedad junto a un cambio de lupa en nuestra lupa geopolítica, podríamos conseguir cambios solventes. Los derechos humanos de las mujeres son universales, la sociedad democrática debería garantizar una ciudadanía paritaria e igualitaria (y sabemos que hay sociedades “democráticas” donde la paridad e igualdad no existen), por tanto, parece necesario que hay que alterar las relaciones de poder del sistema en la tarea de repensar dichos valores para consolidarlos en términos efectivos.
un saludo, y nos seguimos leyendo.
paco