Formación – Solidaridad Internacional › Foros › El laberinto de los Derechos Humanos y la igualdad para las mujeres en África – IV Edición › Foro del Módulo 3 › Respuesta a: Foro del Módulo 3
Buenas tardes a todxs,
Con intención de seguir completando el debate ya nutrido por mis compañerxs, y al hilo de la pregunta lanzada, la visión de la mujer africana ha sido, desde occidente, absolutamente estigmatizada, objetivizada y polarizada, cuando ha sido (ya que o se ha visto así, o directamente no se ha visto). La percepción eurocentrista del desarrollo, unida a los ejes de opresión colonial, patriarcal y capitalista, han ido creando a lo largo de los siglos una narrativa respecto de la mujer africana (si es que podemos, como ya ha comentado alguna de mis compañeras, singularizar de ese modo) absolutamente alejada de la realidad y tan simplista como condicionada y conveniente.
Como siempre, donde hay una desigualdad, la mujer la vivirá más intensamente. Aun siendo consciente de las dinámicas de las que se nutre el patriarcado y el colonialismo, sigo sintiendo pavor cada vez que leo textos como el que nos ha ocupado esta semana. ¿Cómo puede una realidad tan capital como es que sin las mujeres no es posible la paz ni el sustento de la vida siga invisibilizándose y maltratándose con todo tipo de violencia en cualquier proceso con incidencia social (lucha bélica, construcción de la paz, organización civil…)?
Desgraciadamente, la lucha activa contra estos sistemas de opresión sigue siendo de vital importancia. A pesar del dolor y las dificultades, me gustaría comentar, a modo ilustrativo, dos circunstancias que me han llamado la atención durante la lectura del presente módulo. Por un lado, cuán pretenciosos son patriarcado y colonialismo, cuando siquiera conciben la posibilidad de lucha por parte de las mujeres en un contexto artístico, por ser un contexto feminizado y por ser las protagonistas de la lucha mujeres. Me alegra saber que, dentro de todas las complejidades y horrores de las consecuencias derivadas de estas opresiones, la ignorancia y la visión sesgada, pueril y egocéntrica de estos ejes de opresión puedan llegar a ser, en alguna medida, su propio talón de Aquiles. Por otro lado, y en contraste, me enorgullece seguir viendo que, a pesar de todo, las mujeres siguen encontrando maneras de aliarse (en referencia a la solidaridad femenina que relata Aili Mari Tripp en el contexto de Uganda o a el fortalecimiento del tejido social a través de la construcción de asociaciones civiles, el ánimo asociativo entre ellas, etc.), de luchar y, sobre todo, de cuidarse.
Gracias por vuestra lectura 🙂