Formación – Solidaridad Internacional › Foros › El laberinto de los Derechos Humanos y la igualdad para las mujeres en África – III Edición › Módulo 2 › Respuesta a: Módulo 2
Buenas tardes,
En mi caso tampoco he participado en ningún proyecto relacionado con mujeres africanas, aunque sí he tenido la oportunidad de participar en un proyecto en Etiopía con menores en situación de orfandad, indigencia y/o pobreza, donde de forma excepcional se ofrecía ayuda también a familias monomarentales, de manera que acudían a comer madres con sus hij@s de corta edad. En su momento me sorprendió cuando me enteré de que, en muchos de los casos, l@s menores no eran huérfan@s realmente, si no que dependían únicamente de sus madres, las cuales habían decidido separarse de su pareja por diferentes motivos o eran viudas, y no tenían tiempo ni recursos para mantener por su cuenta a sus hij@s. Con este proyecto también se ofrecía ayuda a estas madres que al separarse o perder a sus parejas no tienen donde ir, puesto que no tienen derecho a quedarse con la casa.
Respecto a las preguntas planteadas, creo que es necesario que haya un apoyo legal que favorezca la creación de un contexto en el que cultural y socialmente se considere como una cuestión negativa la realización de ciertas prácticas que deslegitiman los derechos de las mujeres. Dicho esto, es cierto que penalizar estas prácticas legalmente sin realizar un trabajo previo de sensibilización, educación y promoción en pro de la igualdad da lugar a una criminalización de las mismas, las cuales durante siglos se han realizado y han tenido sentido dentro de su contexto. Por ello, no se puede pretender aplicar leyes y razonamientos eurocentristas que tachen de insensibles y crueles a todos aquellos países que las llevan a cabo en la actualidad. Esto genera una actitud defensiva por parte de las sociedades que se sienten atacadas, y esto acaba dificultando la cooperación mutua. Como ya han mencionado las compañeras, la manera más eficaz de abordar estas cuestiones es desde dentro, y dando una participación activa y de protagonismo a la propia ciudadanía de estos países, que realmente son quienes más interés y/o poder tienen para cambiarlo. No se trata de decirles a estos países que es lo que tienen que hacer, sino de ofrecerles los recursos y los apoyos necesarios para complementar sus acciones. Desde dentro de estos países es donde tiene que haber una motivación para cambiar, siendo fundamental trabajar desde la prevención, la formación, la divulgación de información, y la previsión de recursos. Son las propias sociedades africanas quiénes deben ser protagonistas del cambio. Las reformas legales deben ir paralelamente acompañadas de transformaciones culturales y sociales, de manera que deben darse primero cambios consolidados en la forma de pensar basándose en la reflexión crítica hacia la igualdad real. No sirve de nada aplicar leyes penalizadoras si no se da una negativa social y cultural hacia esas prácticas dentro de las propias sociedades protagonistas.
Por último, en relación a todo lo aquí tratado, para aquellas personas interesadas en profundizar en el tema me gustaría recomendar un libro que leí hace poco. El libro se titula “Mi carta más larga” de Mariama Bâ , que por medio de reflexiones y vivencias personales trata sobre algunos de los temas mencionado como son la poligamia y la privación de herencia. Siguiendo su experiencia la autora reflexiona y crítica las discriminaciones contra la mujer que todavía se dan, en este caso concreto en Senegal. A mí me pareció interesantísimo como oportunidad para acercarme más a la realidad de este país, y espero que si alguien lo lee lo disfrute tanto como yo.