Formación – Solidaridad Internacional › Foros › El laberinto de los Derechos Humanos y la igualdad para las mujeres en África – III Edición › Módulo 2 › Respuesta a: Módulo 2
Hola!
Como Patri y Maite, hasta hace poco yo también trabajaba con mujeres subsaharianas recién llegadas al estado español. Después de estar trabajando unos meses en el recurso y tras haber conocido a muchas mujeres subsaharianas, mi percepción era que estas mujeres en muchas ocasiones habían realizado el proceso migratorio motivadas por alguna razón que implicaba, en algún momento de su vida, a un hombre: irse a Europa en busca de su marido que hacía 7 años que vivía en Alemania y nunca más habían estado en contacto con él, por reagrupación familiar, huir de un matrimonio forzoso con alguien que no conocían, quedarse viudas y “liberadas” y decidir entonces buscar suerte en Europa, huir de la MGF, de violencias machistas, de las leyes patriarcales (del derecho consuetudinario o no) impuestas…
Con eso no quiero decir que sean mujeres “dependientes” de hombres o poco empoderadas, sino todo lo contrario; el mero hecho de atreverse a migrar solas, huyendo de estas situaciones que sus iguales en país de origen pueden ver como normalizadas, les hace especialmente valientes.
Este hecho en sí creo que es un gran cambio en estos últimos años. Estamos viendo muchas generaciones de mujeres migrando solas, cada vez más, que se atreven a romper con lo establecido.
Además, y aprovechando para responder la segunda pregunta, creo que la posición que tienen entorno a la MGF y el matrimonio forzoso es clara para la mayoría. Hablan del dolor, de que no quieren lo mismo para sus hijas y para nada (a mi parecer) lo llevan como algo con orgullo, sino todo lo contrario, cuando se les pregunta, responden con la boca pequeña. Es verdad que comentan que pese a estar prohibido en muchos países se sigue practicando y la verdad que la percepción con la que me quedo es que muchas no tienen esperanzas puestas en que las cosas cambien (“la tradición es así y esto desgraciadamente no va a cambiar”). Con esto me refiero a que no; no todas las mujeres que son sometidas a MGF lo aprueban porque es tradición, ni tampoco es cierto que muchas no sepan las consecuencias físicas y psicológicas que ello conlleva; simplemente y como dice Maite, ¿qué beneficio sacan ellas alzando la voz contra esta práctica estando en sus países de origen, si encima de no ser escuchadas pueden ser prejuzgadas por la presión de la comunidad?
Me gustaría destacar también la historia que conocí hace un par de meses de un chico de Guinea Conakry que tuvo que huir de su país porque impidió que a su hermana le realizaron la MGF, ya que anteriormente otra hermana había fallecido de esto. Que los hombres de estos países se posicionen también en contra de esta práctica, me pareció un acto muy necesario y esperanzador.
Espero seguir leyendo vuestras opiniones y anécdotas.
Un saludo,
Patrícia