En mi opinión el imaginario religioso es el factor esencia en el que hay que poner el foco de atención cuando se habla de mutilación genital femenina. Parece una obviedad pero esto significa muchas cosas. Para empezar, cada vez más voces se alzan desde la propia teología para afirmar ni el Islam, ni ninguna otra religión respalda realmente este tipo de prácticas. Dado que nos encontramos ante una práctica de naturaleza sobre todo religiosa, me parece importante intentar educar desde ese lenguaje. Si no se hace correctamente puede llegar a ocultarse esta práctica y realizarse clandestinamente convirtiéndose así en un sistema todavía más peligroso e interesado.
En el caso de Egipto, de cuya época faraónica remota se cree que proviene realmente esta costumbre, la mutilación genital femenina está muy medicalizada ya que habiendo interiorizado los riesgos para la salud que conlleva esta práctica, han interiorizado la idea de que si es el personal sanitario quien la realiza es más segura. Esto ha llegado a ser una fuente grande de ingresos para los médicos afines a esta práctica. Con lo cual se crea todo un aparato de legitimación partiendo desde la medicina y la ciencia que se fusiona con los motivos religiosos y entonces si que, con perdón, la jodieron.
La educación es esencial pero la esencial educación que más falta hace es la de aquellas personas que van a dedicarse a intentar mejorar la situación.