Formación – Solidaridad Internacional › Foros › El laberinto de los Derechos Humanos y la igualdad para las mujeres en África – III Edición › Módulo 2 › Respuesta a: Módulo 2
He tenido la oportunidad de vivir durante 6 meses en un pueblo rural del norte de Benín, con la Foundation Vie pour tous.
Es una zona donde las mujeres continúan limitadas por las leyes consuetudinarias y por las religiones como el Vodoo, las animistas, el Islam y en menor proporción el Cristianismo.
Se dedican en su mayoría al trabajo domestico y al cuidado de hijos, menos aquellas que han sido abandonadas por su marido y se dedican a vender comida que cocinan para poder seguir adelante. Muchas de las familias son polígamas es decir el hombre está casado con varias mujeres y ellas no tienen ni voz ni voto en ello.
Es verdad que las últimas generaciones de hombres están siendo menos polígamas, pero continúan viendo a la mujer “mula doméstica” y las infidelidades las normalizan.
El proyecto de la fundación esta construido en la zona de la etnia Peulh del pueblo. Una etnia de religión musulmana, polígama, que todavía no concibe del todo la escolarización de los niños y no confía en la sanidad medicalizada fuera de lo tradicional. El proyecto se basa en la educación, la sanidad y el empoderamiento de las mujeres. Con lo que tiene una escuela maternal y primaria, un hospital donde podemos encontrar una consulta medica, servicio de hospitalización, consulta de maternidad, partos, nutrición, laboratorio y farmacia. Y por último un proyecto de huertas para mujeres en el que se les entrega un pedazo de tierra para que la trabajen y consigan los beneficios de ella, íntegros para ellas. Permitiéndoles una pequeña independencia económica y así más autonomía y poder decisivo. Para poder beneficiarse de dicho proyecto mínimamente dos hijos de la mujer debían estar inscritos en la escuela y así aumentar el número de niñas y niños escolarizados.
Por otro lado, tuve la oportunidad de realizar talleres con la mujeres y hombres sobre la relación con su cuerpos, salud y educación sexual. Realicé un análisis durante tres meses con la matrona local y pudimos diseñar unos talleres para la población de esta etnia que tuvo muy buena respuesta. Nos sorprendimos con la buena respuesta de los hombres y vimos que muchas veces que actuaban como actuaban porque es la única manera que conocían y era lo que habían visto hasta ahora.
En conclusión decir que todavía queda mucho por lo que luchar y que por mucho que haya países y zonas donde se den pasos agigantados, son solo una pocas mujeres beneficiadas de dichos privilegios y que son muchas las que quedan fuera de todos estos derechos, que incluso desconocen.