Formación – Solidaridad Internacional › Foros › El laberinto de los Derechos Humanos y la igualdad para las mujeres en África – III Edición › Módulo 4 › Respuesta a: Módulo 4
Hola a todas,
Me uno a la petición de Tamara, de hacer una lista de las recomendaciones que pueda ser compartida por mail. Sería de ayuda para poder verlas todas con más tiempo.
La verdad es que, leyendo el módulo y las aportaciones del foro, estoy reflexionando mucho sobre el papel de la mujer africana en la economía. Por mi trabajo en cooperación, me he encontrado con muchas realidades diferentes relacionadas con la esto y creo que en relación a la economía y la mujer hay muchas situaciones diferentes dependiendo del país africano y de la zona de la que se hable. No sabría contestar a las primeras cuestiones que planteaba Marian de manera generalizada.
Solo en Uganda, uno de los países dónde he trabajado más tiempo, encontré realidades muy distintas…desde mujeres que se iniciaban en la vida laboral con microcréditos para pequeños negocios (https://www.youtube.com/watch?v=ShluvLjgKVs ) a emprendedoras en el área rural con negocios más grandes (https://www.youtube.com/watch?v=F-7OsewjFf8) hasta mujeres con sus cadenas de ropa en grandes centros comerciales, o empresarias dirigiendo colegios, restaurantes, marcas de moda (https://www.youtube.com/watch?v=gW_D1ZuZWHI ) todo ello realidades distintas en un mismo país. Unas más perjudicadas por leyes de propiedad, otras rompiendo la barrera de lo que es culturalmente aceptado… Aunque, en definitiva, poco a poco se va consiguiendo una igualdad o al menos un acceso a la economía.
Por otro lado, en Guinea Bissau dónde trabajo, las chicas jóvenes prefieren terminar sus estudios en las ciudades o a emprender un negocio a la capital huyendo de la precariedad del área rural y de un matrimonio prematuro. No se si estáis de acuerdo en que las familias africanas se sostienen sobre los hombros de la mujer, y son ellas las que más trabajan, aunque no sean dueñas de la tierra o los ingresos producidos. Esto es muy evidente en las zonas rurales. Sigue estando asociado a la pobreza y a la precariedad.
Creo que en las ciudades dónde la comunicación y la información es mayor, pueden darse esos ejemplos que ponía al principio de igualdad en cuanto a trabajo o importancia económica. Pero en las áreas de incidencia de la cooperación, como lo son, por ejemplo, los campos de refugiados o la zona rural, queda aún muchos pasos que dar.
Esto me lleva a contestar a la pregunta que se planteaba sobre cómo se podría “descolonizar” la mente de la Cooperación al Desarrollo para que las relaciones entre las partes fueran más equitativas y diversas en cuanto al género.
Creo que un primer paso es hacer, redactar los proyectos con la gente local. Dedicar mas tiempo y recursos a conocer bien la realidad local, si ya existen asociaciones o redes locales de organización económica o social, apoyarse en ellas y ver que propuestas tienen, que necesidades son las más importantes o cuales son los problemas que más sufren. Habrá casos en que los proyectos tendrán que ir dirigidos sólo a la mujer, pues por su vulnerabilidad asociada a pobreza, igualdad y acceso a la educación o a la riqueza, necesite más apoyo. Pero otros que sea más necesario incidir en la igualdad de género. Por ejemplo, de las 63 asociaciones de mujeres hortícolas con las que trabajo, 23 de ellas tienen en sus cargos de más poder de decisión (presidente y vicepresidente) a hombres de la aldea, y la mayoría de ellos no pone un pie en la huerta. Otras asociaciones, sin embargo, sólo tienen como firmantes masculinos a los dueños de los terrenos que se los cedieron. En este caso creo que hay que incidir más, no en la participación de mujeres, si no en la participación igualitaria de mujeres y hombres. Pero como decía al principio, independientemente de cada realidad, es importante que desde la cooperación al desarrollo se cuente más con quien recibe el proyecto que con quien lo trae.