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El racismo y la xenofobia son presente en los centros y también de las familias donde venimos.
El racismo social general; o bien acciones y comentarios del alumnado que oímos en las calles y discursos de los políticos. Pero también lo que observamos en los centros educativos donde se matriculan alumnos según su origen, en el proceso de matriculación la presencia poco numerosa de alumnado extranjero como un factor positivo del centro, asociado a menor problemática y a mayor rendimiento académico.
Los alumnos no autóctonos sufren en los institutos un racismo en el lenguaje y en el imaginario social, que cristaliza en prejuicios y estereotipos; lo que podríamos llamar el racismo de la mirada. En el racismo social, que culpa a los extranjeros de todos los males sociales, los prejuicios se convierten en acciones. El racismo violento, que se expresa en insultos y agresiones. En la base está el racismo institucional, es decir, el marco jurídico y político que sitúa las personas extranjeras en una situación de inferioridad de derechos y de oportunidades. Es muy difícil que el alumnado autóctono vea como iguales aquellos que las leyes tratan como diferentes.
Los institutos son como pequeñas sociedades. Del mismo modo que, a nivel social, el racismo tiene una progresión desde una presencia difusa hasta su consolidación en la opinión pública y en el sistema político, en la escuela se puede producir la misma progresión.
Las escuelas deben ser espacios de convivencia intercultural, donde haya una participación de la comunidad, y donde se valore la diversidad de las personas como una oportunidad de enriquecimiento y no como un obstáculo para la convivencia.
Enseñar a los alumnos y alumnas los derechos y libertades que comparten en común, para que puedan ser respetados y defendidos.
Fomentar
racionales de enseñanza de la tolerancia que aborden los motivos culturales, sociales, económicos, políticos y religiosos del racismo, es decir, las raíces principales de la violencia y la exclusión.
Si cerramos los ojos ante las primeras muestras, si estamos pasivos o no les damos importancia, el racismo irá creciendo hasta que se instale en el núcleo de nuestra Probablemente, un factor importante sea que ven una vía de canalización de su descontento, de sus miedos, de sus incertidumbres. Lo mismo puede pasar en las escuelas y en los institutos, y deberíamos tratar de no reproducir la desconexión que muchas veces existe entre preocupaciones sociales y clase política. Ante alumnos o familias que manifiestan actitudes racistas.