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Arratsaldeon.
Estoy de acuerdo con lo desarrollado por Luar y no quisiera repetirme.
Tan solo quisiera resaltar algunos aspectos que creo tienen que ver con la cuestión planteada.
Hoy en día los límites brillan por su ausencia en todas las etapas de la crianza y unido a la falta de un ejercicio de autoridad responsable deviene en adolescentes y jóvenes que, criados en la generación de la abundancia están acostumbrados a la satisfacción inmediata de los deseos y la nula tolerancia a la frustración.
La negación de los duelos y algunas corrientes de pensamiento que tratan de “evitar traumas” como el colecho, la liga de la leche y otras dificultan procesos normales de crecimiento cuando no esconden carencias de los adultos para enfrentar la superación de estas etapas.
Todo ello unido a una sociedad que supura violencia en forma de videojuegos, películas, competitividad en los deportes, en la publicidad, educación bancaria en vez de liberadora (anteriormente mencionada) son el caldo de cultivo para episodios de violencia como única forma de expresión y superación de dificultades y conflictos.
Ante esta situación poco calado tienen las políticas educativas desarrolladas para la Igualdad. Sobre todo cuando la sociedad y el sistema imperante (Capitalismo) continúa haciendo un flaco favor lanzando mensajes contradictorios, defendiendo la superioridad masculina, presentando la mujer como un objeto de posesión y como único ideal para la felicidad el consumo de objetos, de personas, etc.
No se puede dejar de tener en cuenta la influencia de la música reageton, la cual preconiza la superioridad masculina y la sumisión femenina además de presentar a la mujer como objeto de placer, consumo y posesión.
Todo ello redunda en comportamientos de control, de maltrato y violencia creciente entre nuestros jóvenes.
Es importante por ello dejar de pensar en situaciones individuales. Es urgente cuestionar con mirada crítica no solamente lo macro sino los micromecanismos que en la vida cotidiana reproducen las lógicas del sistema sin darnos cuenta, siquiera.
Hemos sido construídos seres capitalistas y tenemos sus lógicas metidas en vena. No podemos pensar en cambiar nuestras actitudes con buena voluntad y buenos propósitos solamente.
Necesitamos juntarnos, fomentar espacios de reflexión y trabajo.